Vivía en Rancagua, donde trabajaba como profesor en un centro de rehabilitación. Luego me salió un trabajo en minería en Calama, y como no conocía a nadie descargué Tinder, donde la encontré. Siempre sencilla y recatada, hablamos varios meses hasta que nos vimos en persona. Para mí fue amor a primera vista. En nuestra primera cita intenté darle un beso, pero fiel a su carácter me dijo que no, lo que me encantó aún más. En la segunda cita, el 1 de mayo de 2022, nos dimos nuestro primer beso y desde entonces no nos separamos.

Me enamoré de ella profundamente y, tras tres años juntos, decidí pedirle matrimonio, cumpliendo así nuestro sueño de casarnos por el civil y la iglesia, delante de Dios y de nuestra familia.